La crisis financiera mundial
a pesar de los sucesivos episodios que ha presentado, tanto en entidades
financieras, como en países y regiones, así como en
instrumentos, no logra consolidar signos de superación. Los
grandes consorcios financieros, muchos de ellos al borde de la quiebra
hace casi dos años, han dejado los números rojos y
están mostrado utilidades, principalmente como resultado
de las intervenciones gubernamentales y manipulación contable.
Así, no aparece aún el próspero filón
de negocios financieros que permita, al menos a algunos segmentos
importantes del mundo financiero, retornar a la rentabilidad con
un menor soporte gubernamental. En una menor escala, los conglomerados
financieros han venido imponiendo y recreando en las economías
emergentes, espacios de negocios muy rentables. Por otra parte,
la reestructuración regulatoria, que comúnmente se
presenta en crisis de esta magnitud, aunque ha consumido cientos
de debates y toneladas de papel, aún está lejos de
perfilar la estructura financiera resultante. Así las cosas,
la crisis financiera más que estar en el camino de su superación,
parece estar transcurriendo en uno más de sus sucesivos episodios.
Correlativamente, y como parte del mismo fenómeno
global, la economía mundial tampoco encuentra un camino de
crecimiento estable, así sea lento. Algunas economías
en desarrollo se espera alcancen tasas de crecimiento algo elevadas,
mientras que para las economías desarrolladas se pronostica
un año de lento crecimiento. Pero ni en unas ni otras se
espera que los graves problemas del desempleo, la exclusión,
la precariedad y la caída de los salarios avancen hacia su
resolución.
En ese contexto, varios países de América
Latina están celebrando 200 años de vida independiente
aunque sus proyectos de desarrollo soberano no han alcanzado a cumplir
las expectativas surgidas a lo largo de todos estos años.
Especialmente en los últimos 30 años, la región
ha visto decaer su soberanía económica, perdiendo
en gran medida la posibilidad de ejercer políticas monetarias
y/o fiscales en favor de los intereses de las grandes mayorías
de tales países. Algunos de los gobiernos del sur de la región
de América Latina han estado trabajando en el sentido de
recuperar parte de la soberanía cedida. Especialmente durante
la actual crisis, este proceso difícil y que a veces parece
inalcanzable, parece ser la única alternativa para lograr
avanzar hacia el desarrollo.
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