El discurso teórico y las políticas económicas han tomado como punto de partida generalmente el estado de los negocios, que fatídica y generalmente concluye en crisis. Esta última contemplada como una situación anómala casi caída del cielo, que terminará ahí donde inicie el ciclo de recuperación que se cree llegará muy pronto. Sin embargo, en la realidad, la solución de los mercados no es la salida de las enormes nuevas dificultades que la pandemia ha producido sobre todo el mundo. Los bancos y los mercados de valores temporalmente obtienen ganancias históricas, después del importante soporte de los gobiernos con recursos públicos; mientras que la situación continúa siendo crítica para la sociedad. En la medida en que volver no es opción, la transformación social, económica y política se impone, ¿hacia donde podrá ser conducida? ¿Estarán listas las ideas las prácticas y la compresión social para resolver la encrucijada? O, como sugieren algunos historiadores, ¿se impondrá una salida hacia la barbarie, una salida autoritaria? Una de las pocas y excepcionales experiencias que podrían ilustrar la teoría dominante, es la historia de la crisis del 29 y sus resultados hasta la construcción de lo que se denomino la época dorada del capitalismo, de fines de los años cuarenta hasta principios de los años setenta.

Una perspectiva diferente a la visión dominante en la economía va apareciendo, una estrategia humana y social para enfrentar de otra manera las dificultades y alcanzar nuevas metas en el trabajo y los sistemas de cuidado.

La reciente y no tan breve historia del siglo XXI, está poniendo en evidencia que la visión convencional de la economía está cada día mas cuestionada, y sobre todo que, conforme avanza el tiempo, las dificultades no dejan de crecer. Prácticamente en una quinta parte de este siglo se ha puesto en evidencia el deterioro económico a nivel global, y con ello el deterioro en casi todos los ámbitos, sea social, político, cultural, etc., lo que ha estado arrastrando a cada vez mas sectores de la población del mundo entero.

La crisis del puntocom, que no fue mas que un llamado de atención no atendido de las dificultades gestadas treinta años atrás, que se agudizaban, como se mostró durante la gran recesión 2007-2008, la cual aún no termina por poner punto final, y mas bien, amenaza con profundizarse no solo ni fundamentalmente por la pandemia del año 2020, sino por los procesos que se han acelerado en el ámbito de las finanzas globales.

Hoy el planeta está enfrentando todo tipo de dificultades, las cuales ya no se les puede priorizar por su urgencia o importancia, porque enfrentan ambas condiciones, dificultades de gran magnitud tales como desempleo, medio ambiente, la deuda pública, de las empresa y las familias, condiciones de salud y educación, etc., y por supuesto de la economía, que han sido destruidas sistemáticamente. Todos esas calamidades podrían empezar a ser contenidas, para empezar, mediante un fuerte proceso de redistribución de la riqueza que combata la fuerte concentración de los últimos cuarenta años, sobre todo en el sistema financiero global, quien en gran medida ha sido y sigue siendo el ganador, y es justo el mayor obstáculo para empezar a revertir los daños causados.

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